Rafael Viñoly, reconocido arquitecto
uruguayo, quien construyó el aeropuerto
internacional de Carrasco y ha realizado importantes
obras en diversos países, presentó el día 6 de junio, en el Ministerio de
Transporte, su proyecto para unir los departamentos de Maldonado y Rocha a
través de la laguna Garzón: sería un puente realizado sobre 22 balsas flotantes
de madera de la zona con flotadores de fibra de vidrio y aluminio unidas
por un sistema eléctrico. El novedoso sitema permiten, a la vez, cambiar el
diseño del puente con al menos tres opciones, según la necesidad o preferencia
de los lugareños.
Su costo rondará los
US$ 3,8 millones y se estima que en ocho meses podría estar pronto.
A los efectos,
podrá llevar automóviles de un lado al otro de la laguna, y contará de carriles
peatonales con asientos y barandas.
Viñoly se había pronunciado en contra de la construcción de un puente sobre la laguna Garzón, y por eso diseñó un proyecto que, según dijo, "minimiza el impacto ambiental y visual" y formaría "parte" de la laguna, ofrece "las mismas condiciones de seguridad y estabilidad" que una estructura de hormigón aunque implicaría "una experiencia de cruce muy distinta". Destacó, además, que no hay modelos similares en el mundo.
De este modo se
resolvería la polémica en torno a si es conveniente o no un puente sobre la
laguna Garzón, aspecto que ha generado discusiones en el gobierno,
principalmente entre el Ministerio de Transporte y la Dirección Nacional de
Medio Ambiente (Dinama) del Ministerio de Vivienda.
En la presentación
del proyecto estuvieron presentes el titular de esa cartera, Enrique Pintado,
la ministra de Turismo, Liliam Kechichian y la titular de Vivienda, hasta ese
momento, Graciela Muslera.
Críticas del Inversor
Eduardo Costantini,
quien posee una inversión inmobiliaria al otro lado del polémico puente y quien
financiará el mismo, cuestionó el proyecto presentado por el gobierno, entiende
que no es práctico, está expuesto al clima y su mantenimiento puede ser más complejo
y más caro de lo previsto.
Así, advierte sobre
el riesgo que implica:
·
Se bloquea el paso de un lado al
otro para las embarcaciones, pondría "una barrera dividiendo la laguna en dos".
·
El
proyecto no contempla el efecto que el
agua y el viento pueden tener sobre la "superestructura de
encadenamiento" que está planteada, en un sitio que es por demás ventoso.
·
Tampoco
toma en cuenta el movimiento de la marea.
No se menciona si obligará a obras de dragado, "porque si baja mucho la
laguna y el pontón se apoya sobre la arena, qué pasa con los desniveles",
dice Constantini.
·
Impacto ambiental: las figuras proyectadas está
cerca de duplicar lo que es la distancia natural del cruce, que se ubica
próximo a los 200 metros de largo.
·
Costo: Al inversor argentino le llamó
la atención que ahora se hable de un costo cercano a los US$ 4 millones cuando
en un comienzo él se había mostrado dispuesto a pagar un monto próximo a los
US$ 2 millones. De todos modos, entendió que por las características de la obra
que se manejan y lo complejo de los cabezales, el costo seguramente sobrepase
lo que estima el gobierno. "Empezamos creyendo que iba a salir US$
1.500.000 o US$ 2 millones, y creo que este sistema tiene un costo muy elevado",
dijo Costantini. Además, hizo especial hincapié en preguntarse cuál sería el
costo de mantener una estructura como la que sugiere el arquitecto Rafael
Viñoly.
·
"El mantenimiento creo que es más complejo y
más caro (...) hay que tener un equipo de gente para mantener esto y seamos
sinceros, hoy el Estado uruguayo tiene para mantener una balsa y ni siquiera da
el presupuesto para cambiar el motor", comentó el inversor. En verano se
agrega una segunda balsa para realizar el cruce y la empresa de Costantini, Consultatio
S. A., se encarga de pagar los gastos.
Fuentes: El País - El Observador
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